Monday, January 12, 2009

La Resolución




Otro año que pasa . . . llega el año nuevo (según el calendario Gregoriano – y eso es), y otra vez las resoluciones benditas, o malditas, o indefectibles. Sin embargo, esta vez no prometo cumplir, no pienso alcanzar ninguna meta, no tengo definido ningún objetivo.

Pero ahora que lo pienso, ¡cielos!, esto en sí es una resolución.

Vuelvo a caer en lo mismo, las palabras me tienen prisionero de sus sinsentidos, de sus falsas profecías, estoy en una cárcel del condicional con el futuro imperfecto por su inexistencia, ineludible existencia, y no sé cómo decir que no tengo pensado prometer nada de nada.

No hay cima, no hay meta.

No quiero que me alcance el tiempo y los compromisos adjuntos.

No quiero decir que sí, ni que no, ni que no sé qué coño sé yo.

Que el tiempo haga sus promesas, que las palabras cumplan sus significado, yo me abstengo y me sitúo al margen.

Quiero ser nada para prometer nada.

Estoy en los límites de la resolución.

Soy una revosolución. Una retrosolución. Una nulasolución.

Pero el tiempo en confabulación con las palabras siembra la duda.

Y me hacen pensar…¿será que soy un ingenuo?

Un insensato sinsolución.

Un mentecato.

Y estoy equivocado, y en realidad, pensándolo bien, cualquier momento que pasa, la vida misma, es en sí una resolución, inevitable resolución.

Resoluciones del Año Nuevo = Vivir.

Así que, este año nuevo hay que cumplir promesas, hay que alcanzar metas, hay que luchar para que los sueños se hagan realidad.

Y mi resolución es…

¡NO!

Prefiero ser un ingenuo, insensato sinsolución, adversario de la resolución, para que cada momento que pase haga parte de la nada.

Esa nada que me ofrece ser algo…algo de no tenga terminación . . .

¡Feliz Año Nuevo!


reflejo-Y-reflexión

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